CARTA DE NUESTRA EMBAJADORA

TERESA VIEJO

Una mano amiga

¿Qué haces tú aquí? La pregunta se desliza enseguida, apenas nos intercambiamos un afectuoso saludo en cada reunión donde represento a la Fundación y brota con esa extrañeza con la que solemos contemplar los accidentes de tráfico, como si fuesen anomalías del destino de los demás, no del nuestro.

Sé bien lo que sienten los accidentados, respondo. ¿Tú? Sí, yo. Lo sufrí. Esa sensación de darse la vuelta tu vida como un calcetín, de que tu mundo acababa de reventar junto a la carrocería. Por ello me adhiero a esta tarea altruista y desinteresada de la Fundación tendiendo puentes ahí donde el accidentado solo ve piezas inconexas, y lo hago convencida de que en este viaje todos vamos a crecer.

La terapia de los psicólogos de la Fundación ayuda a amortiguar el trauma tras el momento crítico del impacto, pero una vez superado éste nacerán retos a los que es preciso dar respuesta cualificada. Ahí entran en juego nuestras alianzas con empresas, fundaciones, centros hospitalarios… Día a día sumamos más. Nos superamos escuchando, cooperando, impulsando nexos con quienes poseen objetivos paralelos… Ocupando el hueco de esa mano a la que echas en falta cuando las tuyas no encuentran un volante al que asirse.

Mi propósito es que compartas conmigo esta experiencia tan vitalista, así que disponte a acompañarme en cada uno de nuestros progresos. Aquí te los iré narrando.

Vivir es el mejor afán. Y ser útiles, nuestro objetivo.

Teresa Viejo
Embajadora de Fundación A